Adultos (mayores y no tanto) compartieron, en primera persona, vivencias, anécdotas, frustraciones y éxitos de sus vidas en la ciudad con estudiantes de la licenciatura en Hotelería. Estas historias formaron parte de la clase abierta que la docente Anabella Marrapodi organizó en conjunto con la Subsecretaría de Extensión y que tuvo más de medio centenar de asistentes en el edificio de Anasagasti 1463, Bariloche.
Marrapodi explicó que se habló de la historia del turismo, "desde sus comienzos hasta hoy. Y de su impacto en los residentes y en la economía local. Bariloche tiene mucho más que ofrecer que el bello entorno natural y todas las actividades asociadas".
Desde un aprendiz que trabajó en la controvertida construcción del Bariloche Center hasta recuerdos de una calle Onelli de tierra, anónimos protagonistas de la historia, transmitieron sus saberes a jóvenes estudiantes, varios de ellos llegados a la ciudad en los últimos meses, para -precisamente- estudiar en la Universidad.
Una alumna contó que tanto su papá Milko (que estaba presente participando), como su abuelo y su bisabuelo, habían trabajado en la construcción del hotel Llao llao. Fue precisamente Milko, quien contó que su abuelo fue quien instaló la cruz en la catedral.
Surgieron, como parte de la actividad pedagógica, muchos Bariloches transversales: el de toda la belleza, el de la desigualdad social, el que es refugio para los "escapados" de grandes ciudades, el de la especulación inmobiliaria, el de la ciencia y la tecnología de vanguardia, el metafísico, el del caos del tránsito, el contradictorio y heterogéneo, el de la esperanza, el del crecimiento desmedido y no planificado, el enigmático, el nazi, el de Roca y el de los pañuelos blancos repintados, cada 24 de marzo, en el Centro Cívico; el que no logra armonizar a turistas con residentes y el que, siempre, maravilla y enamora a todas y todos.
Muchos andares como el de Isabel, que primero viajó como turista, después pasó su luna de miel en el hotel Bella Vista y luego de muchas y muy frecuentes visitas, hace un año -y ya jubilada- se instaló definitivamente en la ciudad.
Por otra parte, Gerardo, antiguo poblador, hace hincapié en la importancia de conocer y profundizar la historia de la ciudad, que tanto tiene para dar. Afirmando que el conocer, el re-significar y el intercambio cotidiano de saberes nos permite no perder la memoria, de modo de no repetir parte de nuestra historia.
Fue tal vez Verónica, quién logró una síntesis simbólica: "En la ciudad no se construyen más iglesias porque Bariloche es un templo en sí mismo".
Temas. Historia de Bariloche Hotelería