Con la presencia del vicerrector Diego Aguiar, la subsecretaria de Extensión, Mabel Chrestia, la coordinadora de la diplomatura, Bibiana Misischia, docentes y estudiantes, se realizó la entrega de los certificados a aquellos que concluyeron la segunda cohorte de la Diplomatura en Operadores y Operadoras Sociocomunitarios, una propuesta que dejó una fuerte impronta en quienes pasaron por ella y por las instituciones donde realizaron las prácticas.
El objetivo de esta Diplomatura fue brindar las herramientas necesarias para acompañar y apoyar a las personas en contextos sociales vulnerados y/o con fragilidad psíquica, promoviendo sus potencialidades, una mejor interacción social de la misma con su núcleo familiar y con el entorno social (institucional y comunitario), facilitando la circulación social en el contexto cotidiano.
Para ello, sus participantes realizaron sus prácticas en organizaciones comunitarias como el Hogar Emaús Bariloche, Camino Abierto, Adam, y la Fundación San José Obrero.
El vicerrector felicitó a quienes terminaron esta diplomatura: “es muy importante para esta universidad que un grupo tan grande se haya comprometido con este trayecto, porque demuestra que se acertó al momento de darle el apoyo para sostenerla. Ahora hay más personas en Bariloche que cuentan con herramientas para abordar las complejas problemáticas sociales que atraviesan nuestra sociedad”.
Bibiana Misischia, docente y coordinadora de la diplomatura, dijo que “sin duda esta cohorte nos mostró la necesidad de espacios dónde se ponga en valor lo colectivo, el tejido de redes de apoyo y acompañamiento. El grupo ha tomado eso y lo potenció desde el compromiso y la proyección de actividades en la comunidad, más allá de la diplomatura”.
Mirta Elvira, docente de la diplomatura con gran trayectoria en las problemáticas de la salud mental, explicó que “fue una diplomatura que les permitió adquirir herramientas técnicas, actitudinales, éticas, para trabajar en el territorio, pero por sobre todo, lo que nos han transmitido los y las estudiantes es que les ha permitido modularse y cambiar, no sólo su propia perspectivas sino sus propias vidas”.
Para poner esto de ejemplo, Mirta leyó las reflexiones del estudiante Mateo Ponce, que escribió unas líneas sobre su proceso. Allí sintetizaba: “la diplomatura ha sido un verdadero golpe de realidad, un choque que me ha llevado a una profunda transformación, tanto en mi perspectiva sobre la sociedad como en mi autocomprensión”. “Ha sido un viaje de autodescubrimiento y crecimiento personal” culminaba Mateo en su texto.
Joaquín Collazo, uno de los tutores de la diplomatura encargados de acompañar las prácticas en las organizaciones comunitarias dijo: "Lo que más me emocionó del proceso de este grupo en particular es el compromiso que aún hoy, que ya pasaron varios meses desde que terminó la cursada, sostienen con los espacios que les tocó transitar. Para quienes estamos en los territorios, en el Sanjo, en Emaús, en Camino Abierto, es una alegría enorme que no solo 'nos visiten' sino que se comprometan y quieran sumarse a aportar a las transformaciones que soñamos".
La diplomatura ya está dando frutos, según contó Patricia Sepúlveda, graduada de la diplomatura y nodocente de la Sede Andina, quien comentó que salieron seleccionadas -junto a Melisa Pérez-, para la realización de dos proyectos de extensión relacionadas con la temática, una en Camino Abierto y otra en el Hogar Eamús.
“Gracias por esta diplomatura y por la importante red que pudimos construir, porque cuando necesitamos algo, ahí están mis compañeros y compañeras, así que gracias” dijo la estudiante Claudia Cárdenas.
“Esto es muy importante para mí -dijo Mateo sosteniendo el diploma-, es uno de los primeros ladrillos de lo que quiero construir. El siguiente paso es la carrera de medicina”.
“Acá te das cuenta que no estás solo, que estamos construyendo una sociedad mejor, más igualitaria” dijo orgullosa Jennifer Navarro en medio de los aplausos del grupo.