Se realizó esta mañana la videconferencia Turismo en Bariloche y Coronavirus. Propuestas y perspectivas, organizada por la Sede Andina de la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN), de la que participaron más de 800 personas.
Doscientas lo hicieron a través de la aplicación Google Meet, con posibilidad de hacer preguntas directamente a los expositores y expositoras, mientras que el resto pudo seguirla abiertamente por YouTube. Se puede acceder a la grabación desde este enlace.
La crisis del Coronavirus obliga a repensar la actividad turística y a trabajar en la vuelta a la normalidad. Por eso, la Escuela de Economía, Administración y Turismo y las carreras Licenciatura en Turismo y en Hotelería junto a la Secretaría de Investigación de la Sede Andina llevaron adelante esta primera experiencia, que seguramente tendrá continuidad en este contexto.
Diego Aguiar, vicerrector de la Sede Andina UNRN, participó de la apertura. Agradeció a quienes hicieron posible este encuentro. “La UNRN no se detuvo”, aseguró. Según resumió, la universidad siguió dictando clases a 9 mil estudiantes, capacitó a sus 1400 docentes y lanzó propuestas para el beneficio de todos los rionegrinos.
Los oradores y la oradora fueron docentes de la UNRN: Roberto Kozulj, asesor y docente investigador de la UNRN, ex vicerrector de la Sede Andina y experto en desarrollo económico y energía; Diego Benítez, doctor en Derecho y Economía de los sistemas productivos (Uniss, Italia); Patricia Esparza, consultora en comercialización y revenue management, gerente de la filial Bariloche & Villa La Angostura de la AHT; y Sebastián Di Nardo, licenciado en turismo, director de la carrera Licenciatura en Turismo de la UNRN y encargado del área de planificación del Ente de la Región Sur.
Kozulj comenzó con un resumen económico de la situación, del impacto de la pandemia sobre la economía mundial y local, describiendo que Bariloche es el tercer destino turístico del país (después de Mar del Plata y Buenos Aires) pero que, a su vez, tiene una porción muy grande de población en situación de vulnerabilidad. “Durante la pandemia hay que mantener un nivel de demanda agregada (sectores de alimentos y bienes esenciales) y en los otros sectores hay que lograr que no se destruya la capacidad de oferta”, explicó. Para esto se necesita poner en práctica herramientas macroeconómicas.
Focalizar acciones en grupos vulnerables, crear una cultura solidaria, evitar el pánico y oportunismo, fomentar el teletrabajo y el delivery, fomentar el trabajo de construcción y tareas de mantenimiento con reglas de distanciamiento social y protocolos, aprovechar para capacitarse, pensar en la sustentabilidad de la ciudad en forma permanente son acciones que Kozulj propone para que Bariloche sea una ciudad sustentable, sostenible y resiliente.
Se puede acceder a su presentación, aquí.
Diego Benítez aportó a la charla desde una mirada jurídica, comentando desde dónde el Derecho puede aportar, en el marco de la pandemia, a las relaciones en general y al sector turístico en particular. “El derecho debe ponderar los intereses”, dijo al explicar la realidad del turismo a medida que iban pasando los días y los casos de Coronavirus crecían en diferentes países. Al principio, explicó, ni la OMS conocía el alcance de la enfermedad, y recomendaba no ir de viaje a determinadas regiones, pero no se aplicó la cuarentena en todo el mundo al mismo tiempo. Por eso, explicó que quienes están o estuvieron varados, quienes viajaron cuando la pandemia estaba decretada, lo hicieron porque no tenían seguridad de cómo resolver la situación. “Las aerolíneas y agencias multaban y penalizaban las reprogramaciones”.
Frente a esto, ya son doce los países que resolvieron que fuera obligatorio para el sector reprogramar reservas sin penalidades. “Se necesitan instrumentos jurídicos que protejan a todas las partes involucradas”. Para Benitez, el derecho debe respaldar a los pasajeros, proteger al trabajo y las pymes del sector. En el caso de Bariloche hay que darle instrumentos jurídicos al turismo estudiantil, hay que observar modelos que benefician a todos sus actores.
Por su parte, Patricia Esparza sintetizó algunas recomendaciones planteadas por la Organización Mundial de Turismo (OMT), que incluyen estrategias para conseguir, entre otras cosas, mantener puestos de trabajo, mantener la liquidez de las empresas, incluir al turismo como industria en el paquete de emergencia o rever tasas impositivas. “De todos modos, la OMT considera que el sector sigue siendo una industria que va a poder recuperarse rápidamente una vez que todo esto pase”, apuntó.
Además, según Esparza, hay que analizar planes de contingencia específicos para el sector. El próximo escenario es fortalecer el turismo interno, “que va a ser el primer acceso que tengamos post cuarentena. Bariloche tiene muchos factores a favor, las grandes distancias, el aire libre, turismo aventura, entre otras”. Propone repensar estrategias para mantener atractiva la promoción de la ciudad pero, al mismo tiempo, construir la sustentabilidad turística. Hay un plan 2025 para crecer de una mejor manera y pensar al destino de forma sostenible. “El desafío es sostener la industria mientras dure el confinamiento”.
Por último, Sebastián Di Nardo recordó las últimas grandes crisis sufridas por Bariloche (2001, 2008 y 2011) y las distinguió de la actual: ésta es doble, ya que no sólo afecta al destino, sino a todo el mundo. “Hay tensiones, y es lógico”, graficó. El cliente que reservó un viaje no quiere reprogramarlo, quiere su dinero; por su parte, las empresas, muchas de ellas sin liquidez, quieren reprogramar. Y ahí surge la tensión. “Lo más lógico es pensar en que el que más espalda tenga será el que más tiene que colaborar. El Estado en primer lugar”.
Di Nardo propone cambiar el paradigma, que hoy es de ganar-ganar por el de perder-perder. “Esto significa perder entre todos, no que yo pierda menos para que el otro pierda más, sino todos perder un poco”. Además, aseguró, habrá incertidumbre sobre cómo y cuándo será la recuperación, sobre todo del turismo extranjero. Habrá que evaluar ofertas a residentes y a destinos cercanos (no más de 100 kilómetros) o habrá que flexibilizar la gestión de las reservas, por ejemplo. Según Di Nardo, Bariloche y Patagonia se verán beneficiadas por su imagen de paisajes naturales abiertos. “Las grandes aglomeraciones, como las de museos llenos de gente, se verán perjudicadas”, aseguró.
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