Un equipo de investigadores de la UNRN/CONICET, en colaboración con colegas españoles, ha encontrado por primera vez evidencia observacional de que las estrellas de tipo T Tauri pueden emitir radiación de muy alta energía, en rayos-gamma.
Estas estrellas son de las llamada de baja masa, similares al Sol cuando estaba en su fase de formación, es decir, en las fases más tempranas de su evolución. A su alrededor se observan discos de gas y polvo, a partir de los cuales pueden formarse sistemas planetarios, tal cual ocurrió con nuestro Sol. El descubrimiento es de gran importancia por cuanto nos revela que las condiciones físicas que reinaron en aquellos tiempos de formación del sistema Solar no eran en absoluto las actuales. “En este sentido estamos observado como fue la evolución de nuestra estrella, y las condiciones astrofísicas primitivas en que se debió formarse la Tierra”, tal como indican la Lic. Agostina Filócomo y el Dr. Juan Facundo Albacete-Colombo, investigadores CONICET/UNRN, líderes del proyecto.
La colaboración, integrada además por colegas del Instituto de Astronomía y Física del Espacio y el Instituto Argentino de Radioastronomía, estudió fuentes de radiación gamma cuya naturaleza permanecía aún desconocida, a pesar de haber sido descubiertas hace más de una década por el satélite Fermi de la NASA. El equipo mostró que tres de estas fuentes, ubicadas en la región de formación estelar NGC 2071, corresponden en realidad al brillo cambiante de una misma zona. En ella se encuentran 58 estrellas de tipo T Tauri, y ningún otro objeto conocido que permita explicar la emisión gamma de estas características.
El trabajo, publicado en la prestigiosa revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society del Reino Unido, muestra que las fluctuaciones de intensidad de la radiación gamma observada en NGC 2071 pueden explicarse por la ocurrencia de erupciones de origen magnético (flares) en las estrellas T Tauri.
En ellas los protones y electrones que constituyen la materia se aceleran a velocidades cercanas a la de la luz, y pierden parte de su energía en forma de radiación gamma, detectada por satélites como Fermi.
La medición precisa de la radiación gamma proveniente de Universo constituye uno de los desafíos actuales de la Astrofísica. Puede realizarse de forma directa solamente desde el espacio, e indirectamente desde la superficie terrestre a través de las cascadas de partículas subatómicas que producen los rayos gamma al interactuar con la atmósfera. La investigación de las técnicas y la invención de sistemas para la detección de esta radiación permite no solamente resolver inquietudes acerca de como se produce esta radiación, sino también de comprender estos mecanismos, la humanidad estaria en los albores de desarrollar nueva tecnología con su posterior impacto al sector tecnologico contribuyendo al progreso de la sociedad.