Se estima que el 50% de los desechos que se generan en los hogares es contenido que puede ser compostado. El compostaje se presenta así como una buena alternativa para la gestión de residuos sólidos urbanos. Qué es y cuáles son los beneficios de hacerlo de manera comunitaria. Experiencias en el marco de la UNRN.
“Los residuos que hoy son desechados en una misma bolsa sin previa clasificación son potenciales recursos, tanto los que se pueden reutilizar o reciclar como los que se pueden compostar”, sostienen Santiago Elisio, director del proyecto de Extensión de la UNRN Compostaje comunitario para la gestión de residuos sólidos urbanos (2019/2020), y Fiorella Buglione, estudiante de la Licenciatura en Ciencias del Ambiente de la UNRN Sede Atlántica que, a partir de ese proyecto, participa de la huerta comunitaria del Barrio Fátima de la ciudad de Viedma.
El compostaje es una técnica sencilla y tradicional para transformar los residuos orgánicos en abono, mediante el trabajo de organismos descomponedores (lombrices). El resultado final (compost) es un sustrato rico en minerales y nutrientes listos para ser incorporados a la tierra.
“Este proceso da lugar a que el suelo continúe su ciclo como sistema vivo y permite devolver a la Pacha (Madre Tierra) los nutrientes que nos da para obtener alimentos. La materia orgánica compostable es una posibilidad para nutrir y formar suelos, y no requiere más que tiempo, aire y humedad”, aclaran.
¿Por qué el compostaje es una buena alternativa para la gestión de residuos sólidos urbanos (RSU)?
“Se estima que el 50% del contenido de las bolsas de residuos que se generan en las casas es contenido que puede ser compostado. Al compostar se reduce la frecuencia de sacar de bolsas de residuos y además, se genera un producto final listo para ser usado, lo que permite dar un nuevo propósito a los desechos de frutas y verduras que se generan en las viviendas.
El compostaje de la materia orgánica como primera estrategia de separación simple y tratamiento de residuos facilita la posterior clasificación y recuperación de reciclables que llevan adelante las personas y los municipios”.
¿Por qué hacerlo de manera comunitaria? ¿Qué otros beneficios se producen cuando resignificamos la responsabilidad individual de la separación en origen en una tarea comunitaria?
“Los espacios comunitarios permiten el aporte de distintas personas e instituciones para facilitar el logro de un objetivo común. A su vez, concretar estos espacios favorece a construir diálogos entorno a las realidades sociales y buscar alternativas”
En el barrio Fátima de Viedma iniciaron en 2018 con un proyecto de Extensión de Gestión Comunitaria de RSU, compostaje y reaprovechamiento de residuos orgánicos. ¿Cómo ha sido esa experiencia y de qué manera se le dio continuidad con este nuevo proyecto (Compostaje comunitario para la gestión de residuos sólidos urbanos 2019/2020)?
“Se logró consolidar un equipo activo de trabajo de al menos 6 participantes, quienes vienen trabajando activamente en el proyecto desde el año 2018. A este equipo de trabajo se sumaron intermitentemente otras y otros estudiantes de la Licenciatura en Ciencias Ambientales de la UNRN, por la posibilidad de realizar sus Trabajos Sociales Obligatorios (TSO).
La experiencia en el barrio Fátima ha sido positiva: desde lograr insertarnos dentro del grupo hasta probar formas de articular decisiones y grupos de trabajo. Nos guía el principio que sustenta el saber científico, de que la práctica es el criterio de la verdad, y la práctica en Extensión Universitaria es estar presente en el territorio, en nuestro caso en la Huerta Comunitaria de Fátima, y con la cooperativa de recicladores COTRANVI”.
¿Cuáles son las alternativas descentralizadas y comunitarias para la gestión de RSU que se pusieron en práctica en el marco del proyecto? ¿Cuál fue el impacto a nivel comunitario/barrial y local?
“Las alternativas descentralizadas implican fortalecer los procesos sociales y/o comunitarios de carácter local, barrial, que aportan soluciones a pequeña escala a un problema de gestión pública (centralizada en organismos estatales).
Estas experiencias no sólo muestran modelos más eficientes para la gestión de RSU (reducción de vertido en relleno sanitario, reducción de lixiviados y gases) sino que además son parte de proyectos educativos, culturales y productivos, como lo es la Huerta Comunitaria de Fátima.
Acompañar estas experiencias es acercar e invitar a la gente del lugar a que gestione adecuadamente sus RSU, porque su esfuerzo vale la pena cuando conoce por proximidad o participación cómo y quienes procesan sus residuos, y que además con eso se cultivan alimentos, capacitan, educan y crean alternativas laborales.
Además son espacios donde se favorece la articulación interinstitucional y se producen saberes y conocimientos que articulan el pragmatismo de las organizaciones, las capacidades y aportes de las instituciones técnicas”.
¿Cuáles son las problemáticas socioambientales asociadas a los RSU que se pueden abordar con estas prácticas?
“El compostaje facilita el desarrollo de huertas familiares, institucionales y comunitarias; disminuye la cantidad de bolsas de residuos de cada casa; y genera sustratos que sirven para mejorar superficies de cultivos.
Separar en origen evita que los demás residuos se ensucien y con ello puedan ser reciclados o reutilizados.
Estas prácticas generan posibilidades de trabajo y empleos verdes, motivan a más personas a interiorizarse en la cuestión de los residuos como potenciales recursos, y generan espacios de trabajo comunitarios”.
Teniendo en cuenta que la implementación del proyecto finalizó en 2020, ¿las y los integrantes del barrio se apropiaron de las prácticas? ¿Cuáles de ellas continúan?
“No sólo que se apropiaron sino que esas prácticas son propias de la Huerta Comunitaria de Fátima. Desde el proyecto colaboramos en un objetivo que era parte del proyecto más integral de la huerta comunitaria, pensándolo e implementándolo desde la perspectiva de la gestión barrial de RSU.
La huerta hoy sigue funcionando y también su unidad de compostaje. Las y los vecinos que comenzaron a llevar sus residuos en el año 2018 aún lo pueden hacer. Además se sumó un punto de reciclado con lo cual también pueden llevar sus residuos reciclables”.
¿De qué manera "le cambió la vida" al barrio este proyecto? ¿Y a sus integrantes?
“Tener un punto para llevar residuos más cerca fue un cambio fundamental, dado que a veces las grandes distancias impiden que la gente adhiera a estas prácticas.
Hay algunas y algunos estudiantes que hoy continúan en el espacio independiente del proyecto de extensión”.
¿De qué manera se puede participar o colaborar con el proyecto del barrio?
Llevar siempre los residuos correctamente separados, y acercarse a la Huerta Comunitaria de Fátima si quieren sumarse a participar (ubicada en calle 7 de Marzo Nº 940 de la ciudad de Viedma, Río Negro). También pueden contactarse a través de la página de Facebook de la Huerta.
¿Qué acciones/prácticas podemos realizar en casa?
Separar correctamente los residuos; pensar con mayor profundidad por qué se generan y cuál es su destino final; leer sobre temas relacionados; charlar y debatir con los vínculos cercanos sobre el tema residuos; interiorizarse sobre medidas que se toman en la propia localidad, y en caso de no haber, iniciar con algo; reutilizar envases; rechazar los plásticos de un sólo uso; hacer composteras en casa o acercarse a un lugar donde reciban insumos orgánicos para compostaje.