En un mundo atravesado por la globalización creciente, la movilidad de profesionales se ha convertido en algo cada vez más frecuente. El acelerado desarrollo tecnológico ha favorecido una mayor interconexión e integración entre regiones y países, incrementando la circulación de bienes, servicios y personas. En este contexto, los países han implementado mecanismos de aseguramiento de la calidad con el objetivo de generar confianza entre sus sistemas universitarios, fijando estándares internacionales para garantizar la excelencia académica y asegurar la calidad de la formación profesional. Una de las estrategias principales ha sido la creación de marcos regulatorios comunes para la realización de acreditaciones internacionales.
Recientemente, el Ministerio de Capital Humano de la Nación Argentina y la Confederación Médica de la República Argentina (COMRA) informaron que los médicos argentinos podrán ejercer su profesión en cualquier país del mundo sin necesidad de revalidar sus títulos. La World Federation for Medical Education (WFME), organismo internacional que establece las normas y principios de calidad de la educación médica, le otorgó Estatus de Reconocimiento a la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU). De esta forma, Argentina se sumó a Chile y a Colombia, los otros dos países de la región que cuentan con este aval que certifica que las carreras acreditadas cumplen con los rigurosos estándares internacionales para la formación médica.
Aunque se trata de dos conceptos emparentados, la acreditación y la habilitación no son lo mismo. La acreditación es un procedimiento que busca certificar el cumplimiento de un conjunto de criterios preestablecidos en un programa académico. Para ello, se evalúan las distintas dimensiones de una carrera universitaria tomando por un marco normativo que puede ser acordado a nivel nacional, regional o internacional, como en el caso de la WFME. De esta forma, se garantiza que la formación de médicos se realiza de acuerdo con estándares rigurosos de excelencia académica. La habilitación, por su parte, refiere a la permiso legal para el ejercicio de una profesión determinada, y cada país posee una normativa específica para regular las actividades profesionales.
La acreditación de carreras de Medicina se realiza en nuestro país desde finales de los años noventa, cuando se pusieron en marcha los procesos de evaluación de la calidad estipulados por la Ley de Educación Superior (1995). Esta normativa estableció mecanismos para la acreditación periódica de carreras universitarias reguladas por el Estado (Artículo 43, Ley 24.521), concerniente a actividades profesionales que, en su ejercicio, pueden afectar la seguridad, la salud, los bienes o la formación de los ciudadanos. La convocatoria a acreditación más reciente, realizada por la CONEAU en 2022, se basó en estándares actualizados por las asociaciones médicas en 2019 y coincidió con la evaluación internacional a cargo de la WFME.
El reconocimiento obtenido por la CONEAU constituye un hito para la educación superior argentina. Por un lado, es un logro que da cuenta de la consolidación de la política de acreditación y aseguramiento de la calidad tras tres décadas de funcionamiento. En ese mismo sentido, es un reconocimiento a la excelencia académica de las universidades argentinas y, especialmente, a sus unidades académicas de Medicina y de Ciencias de la Salud. La acreditación internacional fortalece la confianza en la calidad de la educación médica de Argentina, y favorece la proyección internacional de las instituciones, de sus estudiantes y de sus graduados, ampliando las posibilidades para el intercambio académico y la movilidad profesional.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que la movilidad internacional presenta desafíos relevantes para el sistema de salud. Al respecto, la COMRA destacó a la emigración de profesionales como uno de los principales riesgos, incentivados por las mejores condiciones laborales y la mayor remuneración que ofrecen otros países. Esto podría decantar en una mayor escasez de profesionales, especialmente crítica en determinadas especialidades y regiones de nuestro país. A estas desigualdades deben agregarse las problemáticas derivadas de la falta de reciprocidad en el reconocimiento de títulos, lo que supone asimetrías entre países, y la dominancia de ciertos sistemas educativos respecto de otros.
Medicina en la UNRN
La carrera se dicta desde 2022 en la Sede Andina de la UNRN, en la localidad de San Carlos de Bariloche. Fue creada en 2019 y en 2021 fue presentada para su acreditación como proyecto de carrera ante la CONEAU y obtuvo reconocimiento oficial provisorio en noviembre del mismo año. Al año 2024 la carrera contaba con 143 estudiantes activos. La mayor parte de la matrícula está compuesta por jóvenes del rango de edad de 17 a 31 años. Más del 70% son mujeres y casi el 60% son la Primera Generación Universitaria de sus familias.
La duración de la carrera es de 6 años, con una carga horaria total de 6560 horas, de las cuales 6144 son presenciales y 416 no presenciales. El plan de estudios está estructurado en tres ciclos: Ciclo Inicial (3 años), Ciclo de Desarrollo Profesional (2 años) y Ciclo de Práctica Final Obligatoria (PFO) (1 año). La metodología de enseñanza está basada en el enfoque del Aprendizaje Basado en Problemas (ABP), centrada en la trayectoria de los estudiantes y con un fuerte componente de práctica médica, donde la incorporación del conocimiento se realiza a partir de problemáticas reales. Los contenidos de la carrera están integrados en tres áreas disciplinares: Cuerpo individual -estructura y funcionamiento-; Cuerpo en relación al proceso de salud enfermedad-atención-cuidados y Cuerpo social. Estas áreas permiten la articulación del contenido y las experiencias de aprendizaje. Se trabaja con grupos pequeños sobre los que se realiza una supervisión y seguimiento personalizados. Hay un enfoque en el aprendizaje reflexivo y el abordaje dialéctico de la teoría y la práctica. La evaluación es de carácter formativo y continua.
Más información sobre Medicina UNRN
Por Graciela Giménez, directora de la Oficina de Aseguramiento de la Calidad (OAC) de la UNRN.