Tomás Maldonado (25/04/1922 – 26/11/2018) era un grandieux. Medía dos metros. Su presencia física llenó los espacios de enseñanza europeos, con un espíritu absolutamente renovador.
Su insaciable curiosidad le lleva a emprender un viaje a Europa desde Buenos Aires para conocer personalmente a Max Bill, Richard Lohse, Verena Loewensberg and Camille Graeser.
Sus viajes, cada vez más frecuentes, no tuvieron retorno. Primero Ulm, donde prolongó una estancia inicial de tres meses a trece años. Después Milán, donde falleció la madrugada del pasado lunes 26 de noviembre.
Tomás Maldonado siempre supo señalar cuál era el papel en la sociedad de las instituciones de enseñanza y tuvo una mente privilegiada para comprender la enorme complejidad de un mundo en trasformación. Una vida dedicada a la docencia deja como legado un pensamiento y una actitud capaces de anticiparse a las demandas de la sociedad para convertirlas en proyecto. Fue pintor, diseñador industrial y teórico del diseño argentino. Fue conocido por su considerable influencia en el pensamiento y la práctica del diseño en la segunda mitad del siglo XX y es considerado como uno de los principales teóricos del llamado enfoque científico del diseño. Fue miembro fundador del Movimiento de Arte Concreto y uno de los protagonistas de la renovación plástica de la década de los 1940 en la Argentina.
Su reputación se estableció durante sus años en la Hochschule für Gestaltung (HfG) en Ulm, Alemania, donde su influencia se sentía cada vez más, tras su nombramiento como director en 1956. Allí, Maldonado consideró al proceso de diseño como una metodología sistemática, científica y de base teórica. Y desempeñó un papel clave en la transformación del programa de estudios de la escuela, fuera del programa inspirado en la Bauhaus en sus inicios, hacia un enfoque que se consideró más adecuado para hacer frente a las complejidades de la vida posterior a la Segunda Guerra Mundial.