El encuentro fue coordinado por la docente Anabella Marrapodi, con la presencia de Mabel Chrestia, Subsecretaria de Extensión de la sede.
Durante más de dos horas de charla se generaron risas y recuerdos. Muchas anécdotas seguidas de pequeñas historias de grandes vecinos de aquella época y descripciones de la ciudad que fomentaron a llevar imaginación hacia el pasado.
Edgardo nació en Bariloche, luego se mudó a Neuquén donde comenzó sus estudios de guitarra finalizando los mismos como profesor en la provincia de Buenos Aires, de allí regresó a su pueblo en 1983, a “su lugar en el mundo”, donde abrió un instituto de música.
Así, como fue la clase abierta, es su vida y obra artística; emociones, historias y sentimientos expresados a través de la escritura y la música. En el aula hubo lágrimas y carcajadas, imágenes fotográficas que acompañaron algunos de sus relatos y aplausos por doquier. Se leyó la poesía “La risa de Alfredo” (dedicada a Don Alfredo Caspani) y un extracto de su cuento “Volviendo al barrio” (que relata sus sentires al regresar a Bariloche), ambos textos pertenecen a su libro “Con humor y amor a un pueblo. Cosas del Pago” del año 2009.
Edgardo recito de memoria y sin un solo titubeo su poema “Volvé cuando puedas”, dedicado al sentimiento de los barilochenses que vuelven a su lugar (EDGARDO LANFRÉ - VolvÉ cuando puedas - YouTube).
Al finalizar, Edgardo agradeció la posibilidad de “entrar al aula”, destacando la importancia de "poder contar y compartir la historia chiquita, esa cosa íntima de pueblo que por ahí no está en los libros, pero lo importante que es… y nos hace ser quiénes somos".
La universidad tiene y debe ser un espacio de intercambio, no solo de saberes, sino de vivencias, de historias vívidas, de experiencias culturales y de vida. Abrir las aulas o salir de ellas es vincular los territorios y a sus actores, una de las tareas pilares de la extensión universitaria.