En un multitudinario encuentro en la Sede Andina de la Universidad Nacional de Río Negro, José Francisco Cali Tzay, relator especial de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, dictó una charla magistral sobre los derechos de los pueblos indígenas en el mundo. En especial se refirió a la importancia del derecho al territorio y la libre determinación de los pueblos indígenas, y a su rol como cuidadores de la biodiversidad en el mundo.
El evento estuvo presidido por Diego Aguiar, vicerrector de la Sede Andina, acompañando por Orlando Carriqueo, werken de la Coordinadora del Parlamento Mapuche-Tehuelche de Rio Negro, Nehuen Loncoman, Presidente del Consejo de Desarrollo de las Comunidades Indígenas de Río Negro, y Laura Kropff, docente e investigadora de la universidad y directora de la carrera de Antropología.
También estuvieron presentes el intendente Gustavo Gennuso, la Defensora del Pueblo, Analía Woloszczuk y el obispo de la diócesis de Bariloche, Juan José Chaparro entre otras personalidades de la ciudad.
El vicerrector contó que ha sido un orgullo haber podido traer al Relator a Bariloche, una de las cuatro ciudades que visitará durante este viaje. Y explicó que ha sido “una gestión que ha hecho la universidad”. Bariloche se ubica en una región “con distintas problemáticas vinculadas a los pueblos originarios que son de público conocimiento”.
“La Sede Andina tiene un gran involucramiento con las problemáticas que abarcan los derechos de los pueblos indígenas”, destacó Aguiar. “Tiene tres cátedras relacionadas a la temática. Una de ellas, Elementos de Mapuzugun, es la primera materia de esa lengua en carreras de grado universitario en Argentina. Investigadoras de la Universidad han trabajado en mesas de resolución pacífica de conflictos por la tierra, realizando asesorías, asistencia técnica y mediaciones”.
Concluyó Aguiar que “desde la Universidad buscamos promover un diálogo entre los pueblos originarios y los estados, donde puedan surgir recomendaciones y acuerdos constructivos”.
Luego del agradecimiento de los referentes del Pueblo Mapuche-Tehuelche de la región, que explicaron luego habría un encuentro entre las comunidades y el Relator de la ONU, se vació la mesa para dar paso a la conferencia.
Cali Tzay comenzó su charla saludando en el idioma kaqchikel del pueblo maya de Guatemala. Explicó que su visita no era oficial, por lo que no podría generar informes y no haría declaraciones de lo visto en Argentina. Sin embargo destacó la vastedad de los pueblos indígenas del país: “ha sido un correr de aprendizajes bastante grande, porque no sólo hay que aprender de las cosas malas que han pasado, sino también observar esa gran sabiduría que tienen los pueblos indígenas, que han sabido compartir y que está siendo reconocido a nivel internacional”.
“Ese conocimiento científico que tienen para mitigar el cambio climático, y que ha mantenido el 80 % de la diversidad biológica a nivel del mundo en el 8% del territorio que ocupan en el mundo. Han sabido cuidar la madre naturaleza, han sabido respetarla. Y es desde esa experiencia que han sabido acumular un vasto conocimiento científico para este cuidado”.
Para ello ejemplificó con el caso de las “Mujeres Sembradoras de Agua”: “Son las mujeres indígenas las que han tenido mayor resiliencia sobre el cuidado ambiental. Como el caso de las mujeres indígenas del estado de Oaxaca, que han descubierto formas para acumular agua de las lluvias en pozos, recuperando niveles de agua para el cultivo”. Lo insólito del relato es que los estados provinciales y nacionales de México, enterados de la iniciativa, les han querido cobrar por el uso de agua de subsuelo.
Derecho a la libre determinación de los pueblos indígenas
El Relator se refirió a uno de los temas más polémicos del encuentro desmitificando la idea de secesión de Estado. “Hay muchos estados que le tienen miedo a la idea de la libre determinación de los pueblos y no hay que tenerle miedo. El derecho a la libre determinación de los pueblos indígenas es el camino a la resolución de conflictos”.
Y amplió: “Es importante resaltar que no se habla de estados sino de pueblos. La libre determinación de los pueblos no supone un peligro para la unidad y la integridad del estado. Y no es el reconocimiento, es la falta de reconocimiento. Sin este reconocimiento no hay posibilidad de que puedan ejercer otros derechos”.
Derecho a tierra, territorio y sus recursos
Es claro que los conflictos territoriales encabezan la agenda de nuestra región en relación a los pueblos indígenas. El Relator de la ONU explicó filosóficamente que “la tierra, el territorio y sus recursos naturales es donde se desarrollan los pueblos indígenas. Nuestro territorio es fundamental para la protección de nuestra identidad y supervivencia cultural y física”.
Y alentó a que los estados respeten el derecho internacional sobre la tierra: “La posesión tradicional de los indígenas sobre las tierras tienen vigencia equivalente al título de pleno dominio y otorga a los indígenas a exigir el derecho de propiedad y su registro”.
Y explicó vehementemente que “cualquier medida que el Estado quiera tomar sobre sobre derechos indígenas, es necesario que primero haya consulta y consentimiento. No puede haber consentimiento si no hay consulta, ni hay consulta sin consentimiento. Son dos derechos gemelos que deben ir de la mano”.
Detalló sobre esto que durante la pandemia del COVID-19 los gobiernos aprovecharon la situación de excepción para dejar de consultar a las comunidades sobre la aplicación de proyectos extractivistas o inmobiliarios en sus territorios. “Este estado de excepción perduró luego de finalizada la pandemia. Y esto sirvió para poder controlar las posibles protestas contra proyectos extractivistas y tener controlados y localizados a los líderes”.
Criminalización
“El informe temático de este mandato muestra que la escalada de agresiones contra las personas defensoras indígenas, es la falta de respeto a la tenencia colectiva de la tierra de los pueblos indígenas”, indicó el Francisco Cali Tzay. Y agregó que “a su vez repercute en su capacidad de defender eficazmente la tierra y sus recursos de los proyectos de extracción a gran escala. Y en muchos lugares a esto se le ha sumado la tortura y asesinato de líderes. Es una forma colonial de imponer el terror dentro de las comunidades para que no sigan con sus luchas”.
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