Por Roberto Kozulj, ex vicerrector de la Sede Andina en el período 2013-2019. Profesor Titular Regular de la UNRN.
En medio de las disputas presupuestarias entre las Universidades Públicas Nacionales con el Gobierno Nacional, se han mezclado cuestiones que ameritan un amplio debate a fin de esclarecer a la opinión pública. Esto significa que tal debate se ve obscurecido porque se mezclan temas presupuestarios con aspectos ideológicos tales como el del “adoctrinamiento”, lo que a su vez conduce a posiciones asertivas que permean una “supuesta batalla cultural”. Pero ello a su vez en vez de aclarar, obscurece otras realidades. Por ejemplo, la “irracionalidad” de paralizar obras de alto impacto social y con efectos multiplicadores positivos, que se hallaban a diciembre de 2023 casi concluidas y listas para ser inauguradas en 2024.
Tal es el caso del Pabellón II ubicado en el Campus Universitario Dr. Juan Carlos Del Bello de San Carlos de Bariloche de la Sede Andina de la Universidad Nacional de Río Negro, una obra de más de 3.600 metros cuadrados, cuyo diseño ha tenido como base la sustentabilidad integral y sería de altísimo provecho para el estudiantado, hoy disperso en clases que se dictan mayoritariamente en 6 edificios alquilados y en 4 escuelas públicas a contra turno diseminadas por toda la ciudad. La conclusión de dicha obra -ejecutada casi en un 98%-, permitiría al estudiantado disponer de espacios áulicos adecuados, reducir costos de alquiler y sobre todo de mantenimiento. También reducir costos de movilidad, facilitar la actividad docente y de investigación. La ubicación del campus es altamente estratégica para inducir a la urbanización de un sector de la ciudad que es uno de los que más se han expandido entre 2014 y 2023 según datos de una investigación en curso llevada a cabo en esta misma universidad. A solo un kilómetro se halla localizado el Parque Productivo Tecnológico Industrial Bariloche (PITBA) y, a pocos más el INVAP, lo cual facilitaría la sinergia entre docencia, investigación y aplicación de los conocimientos al aparato productivo para poder producir bienes intensivos en conocimientos en múltiples áreas.
El debate polarizado y altamente ideologizado respecto al papel de las universidades, ha conducido también a invisibilizar el papel que la UNRN ha tenido para aportar soluciones a la ciudad. Por caso estudios tales como la identificación de las actividades económicas de San Carlos de Bariloche, la elaboración del esquema de base para el diseño del Parque Productivo Tecnológico Industrial Bariloche, el Plan de Turismo Sustentable para San Carlos de Bariloche, las tareas de extensión universitaria en áreas tales como sembrado de árboles, apoyo al Hospital Zonal y muchas otras tareas, son una muestra de que el quehacer universitario ha desarrollado articulaciones de interés tanto para el sector privado, como para el sector público. La incorporación de estudiantes avanzados a tareas de investigación, son una clara muestra de inclusión que nada tiene que ver con los supuestos “lavados de cerebro” que se atribuyen al accionar de las universidades, como si fueran una institución maligna. Como si tras su existencia solo hubiera la voluntad de “un curro”.
La propia oferta universitaria de la UNRN ha sido diseñada con un criterio de reforzar el tejido productivo de las distintas zonas de la provincia de Río Negro en las 8 ciudades donde realiza actividades académicas.
La pertenencia de la UNRN al sector universitario dentro de la representación de la Unión Internacional de las Telecomunicaciones- organización intergubernamental más antigua del mundo, con una historia que se remonta hasta 1865- indica la orientación elegida para estar en la frontera de áreas de conocimiento críticas para abordar los desafíos tecnológicos del Siglo XXI.
La puesta en marcha de la carrera de medicina en 2021, bajo un modelo innovador de aprendizaje basado en problemas, no solo ha demostrado una capacidad de retención de estudiantes extraordinaria, sino que ha sido apoyada tanto por instituciones de salud privadas, como públicas.
Sería imposible enumerar todos los impactos positivos que ha tenido en Río Negro, la UNRN. Pero entre ellos, uno que no se puede ignorar, es que ha facilitado a nuestra juventud la posibilidad de alcanzar títulos de nivel universitario y de posgrado, sin tener que migrar a otras ciudades. Es así como en 2023 la UNRN ha tenido más de 4500 nuevas inscripciones al tiempo que más de 3.431 estudiantes finalizaron sus estudios de carreras de Grado, de Ciclo Largo, Corto y de Complementación, además de los Posgrados. Estos títulos, les habilitan a insertarse en un mercado laboral complejo y competitivo, con un mejor posicionamiento. Al respecto, un reciente estudio de la OIT señala que el mayor obstáculo que halla la juventud hasta los 30 años de edad en los países del área de la OCDE es precisamente la carencia de estudios. Cabe destacar que la UNRN ha experimentado un fuerte crecimiento interanual de inscriptos desde sus inicios (7,8%a.a. entre 2009 y 2023), pero también en los últimos tres años (5,3% a.a.).
En 2023 un total de 12.248 estudiantes desarrollaron actividades en 71 carreras: 9.087 en 42 carreras de ciclo largo, 1.922 estudiantes en 9 ciclos de complementación, 937 estudiantes en 8 carreras de ciclo corto, y 302 en 12 carreras de posgrado.
El 63 % de estudiantes de la UNRN son mujeres. Si se compara esta magnitud con la población de Río Negro clasificada en el grupo etario de 19 a 29 años de edad como una aproximación al potencial total, se tiene que quienes cursan en la UNRN representan cerca del 10% de dicho grupo y los nuevos inscriptos el 7,2% del grupo de 19 a 24 años de edad. Gran parte de este estudiantado es primera generación de estudiantes universitarios y también trabaja.
Frente a esas cifras una inversión social responsable no puede eludir que dejar paralizada la obra del campus en Bariloche, sería afrontar costos económicos hundidos y demoler el esfuerzo social que ello ha implicado. Malgastar el esfuerzo con el que la ciudadanía ha aportado sus impuestos en beneficio de un presente y futuros mejores.
En tal sentido se requiere un pequeño esfuerzo del gobierno nacional para concluir la obra y proveer de los nexos a servicios con lo cual también se beneficiaría la necesaria expansión urbana hacia la única zona de crecimiento que no presenta grandes restricciones ambientales ni de congestionamiento urbano. Es un caso típico donde “lo barato” (suspender el financiamiento), “sale muy caro” (abandonar infraestructura moderna, equipamiento mobiliario ya adquirido, sustentable, socialmente útil, en sinergia con actividades multiplicadoras de otras actividades económicas y creando un futuro promisorio para una juventud que lo merece).