Entrevista a la docente investigadora de la UNRN Sede Andina galardonada con el premio Houssay 2020 en Ciencias Humanas.
¿Qué significa este reconocimiento para vos?
Para mí este premio es un reconocimiento a muchísimas personas. Principalmente a las personas del Pueblo Mapuche Tehuelche que, con sus diversas luchas, expresiones y acciones políticas nos convocan como sociedad a repensar permanentemente las bases y criterios de los procesos de democratización en marcha. Entiendo que este es un reconocimiento a todos esos esfuerzos cotidianos de niños y niñas, jóvenes, adultas y adultos, y ancianas y ancianos que, desde distintos lugares, desafían un modelo económico que históricamente los relegó de sus territorios y una puesta en valor de sus concepciones políticas y espirituales de territorialidad.
A Lucía Golluscio y Claudia Briones, mis directoras, con las que me formé no solo en las teorías y conocimientos de mi especialidad sino también en las formas éticas y comprometidas de ejercer la profesión. Ellas crearon espacios de investigación para muchos y muchas de los que vinimos después, orientados a transformar tanto las categorías con las que pensamos en la Antropología como las condiciones sociales para ejercer convivencias cada vez más interculturales. Y a través de ellas, es un reconocimiento a todos los profesores y profesoras de la Universidad de Buenos Aires por su calidad profesional y el amor a la universidad pública.
Conversando con algunos colegas, también pensamos que es un reconocimiento a una generación de académicos que nos formamos en la universidad pública en una década (los noventa) en la que había muy pocos fondos económicos orientados al desarrollo científico y era muy difícil sostener la formación y la investigación. Entendemos que también es un premio para todos y todas los que hoy rondamos los cuarenta y más, porque nos acompañamos y sostuvimos el intercambio generacional.
Y por último, pero igual de importante, a los integrantes del Instituto de Investigaciones en Diversidad Cultural y Procesos de Cambio --de la Universidad Nacional de Río Negro y del CONICET-, con quienes emprendimos el proyecto de producir y transmitir conocimientos en y desde la Patagonia.
¿En qué momento de tu carrera científica te encuentra?
Me encuentra haciendo realidad muchos de los proyectos que había soñado cuando era estudiante de Antropología. Y para explicar esto tengo que presentar al grupo GEMAS (Grupo de Estudios sobre Memorias Alterizadas y Subordinadas). Creamos este grupo en el año 2008 entre algunas compañeras de estudio en un bar cercano a la Facultad de Filosofía y Letras (UBA), cuando con otros y otras colegas decidimos mudarnos a Bariloche para crear la carrera de Ciencias Antropológicas y un Instituto en la Universidad Nacional de Río Negro. En principio la idea era poder seguir trabajando juntas a pesar de las distancias, pero con el tiempo el GEMAS resultó ser una de las más lindas creaciones. Además de crecer e institucionalizarse como red en proyectos de investigación financiados por distintos centros de ciencia y técnica, este grupo fue profundizando sus apuestas en una forma de trabajo: la investigación académica colectiva y las etnografías colaborativas con organizaciones y comunidades indígenas. En este marco, se nos fueron presentando diferentes propuestas y desafíos. Hoy en día estamos realizando distintos tipos de investigaciones con diferentes comunidades y organizaciones de la Patagonia. Algunas son informes histórico-antropológicos o peritajes en el marco de causas judiciales o instancias de diálogo con el Estado, otras surgieron por motivación de comunidades u organizaciones mapuche-tehuelche que desean emprender un trabajo de reflexión sobre sus memorias, sus conocimientos o sus luchas particulares, y otras responden a agendas de discusión académica o de difusión. Estas producciones aspiran a producir argumentos, análisis y categorías en la conjunción de diferentes trayectorias de conocimiento.
¿En qué estás trabajando actualmente en materia de investigación?
En este momento estoy trabajando en diferentes líneas de investigación, pero que se encuentran estrechamente relacionadas entre sí. Por un lado, sobre las diversas trayectorias sociales que articulan en procesos igualmente diversos de subjetivación política mapuche-tehuelche. Con algunxs colegas, entre los que se encuentran becarixs y estudiantes de la Universidad Nacional de Río Negro, estamos trabajando sobre estos procesos diferentes de subjetivación con personas ancianas, en situación de calle, con militancias de género, con jóvenes de los barrios marginales, entre otras. La idea es retomar la noción de clivaje que acuñó Claudia Briones hace unos años, para comprender cómo el clivaje identitario mapuche articula con otros en diversas experiencias de vida. Por otro lado, estoy trabajando sobre las trayectorias de formación de comunidades, a partir de procesos de restauración de memorias colectivas. Esta línea de trabajo, también en el marco de un proyecto colectivo, aspira a entender las relacionalidades regionales en las que se fueron entramando las comunidades o lofche a partir de sus regresos post-campañas militares. Apostamos a reconstruir “región” porque entendemos que es el marco más propicio para pensar los procesos históricos de reorganización territorial de las comunidades, así como también los procesos de despojo de sus territorios. Finalmente, también estamos llevando a cabo investigaciones de corte más epistémico, reconstruyendo los saberes que fueron produciendo algunas organizaciones mapuche tehuelche a lo largo de los años. Estas líneas de trabajo tienen en común el trabajo etnográfico colaborativo y la centralidad de la idea de trayectorias como marco de interpretación.
¿Qué te sigue motivando para dedicarte a la ciencia y la investigación?
Desde un punto de vista negativo, me motiva saber que queda tanto por hacer para quienes acompañamos los procesos de lucha y de reivindicación de los pueblos indígenas. Los temas de urgencia, las demandas de las comunidades y las organizaciones, la persistencia de estereotipos y prejuicios en la sociedad más amplia, los procesos locales aun no contados, las dificultades para el diálogo político de algunas instituciones estatales, la continuidad de los despojos, las prácticas discriminatorias, entre otras cuestiones, se amontonan en una agenda de pendientes que tenemos varixs. Sentir que una puede aportar conocimiento o reflexión en algunas de las aristas de esa gran madeja de asuntos es para mí una gran motivación. Así como también saber que, en el campo de la política mapuche tehuelche, siempre están surgiendo ideas, discusiones, proyectos, acciones y expresiones novedosas, inspiradoras y desafiantes.
Hace unos días, un joven mapuche de una comunidad cercana que recuperó territorio vino a casa para hacer juntos un trabajo de memorias. Cuando finalizamos al día siguiente de madrugada, me dijo que se notaba que amaba mi trabajo. Y la verdad que es cierto. La Antropología, y todo lo que podemos hacer con ella, también es para mí una gran motivación. En esta dirección, me motiva seguir pensando mejores conceptos y categorías para los que vienen después.
¿Tenés algún desafío a corto/largo plazo?
Siempre hay desafíos, por suerte. En este momento, por ejemplo, tenemos el desafío de hacer una colección de libros con las historias de las comunidades que fuimos o estamos reconstruyendo con ellas. La idea es que esos libros reflejen sus propias narrativas de la memoria y sean administrados por las mismas comunidades. Estamos en eso. Algunos ya están en puerta, pero nos falta conseguir financiamiento.
A más largo plazo, también es un desafío producir categorías que permitan hacer mejores diagnósticos sobre los procesos políticos, específicamente sobre las luchas indígenas, y con alcance tanto en ámbitos jurídicos como en los lenguajes de la política y el sentido común. En un contexto en el que las demandas y acciones de reinvindicación mapuche tehuelche tienden a ser interpretadas como amenazas, a ser criminalizadas o simplemente banalizadas, se vuelve imprescindible seguir realizando análisis más comprensivos de los procesos en marcha. Por suerte, somos varixs quienes estamos abocadxs a estos objetivos.
¿Qué les dirías a las y los jóvenes que están dando sus primeros pasos en la investigación?
Cuando conversamos sobre los pasos a seguir y lo difícil que es a veces tomar tantas decisiones y orientar los primeros trabajos, suelo decirles que es muy importante, sobre todo en ciencias sociales, identificar cuáles son los temas, contextos y problemáticas cuya reflexión lxs moviliza y lxs motiva más profundamente. Porque los inicios nos exigen mucha paciencia hasta sentir que somos útiles o podemos aportar en algo, son tiempos de mucha escucha, de aprendizajes y reflexividad. Y porque los inicios también pueden a veces implicar muchos esfuerzos personales, familiares y laborales. En Antropología llamamos “campo” a las relaciones sociales que vamos generando para el trabajo conjunto, y ese “campo”, con sus propios conocimientos, compromisos, agendas, contradicciones, reflexiones y prácticas es siempre la principal brújula en el proceso de investigación. Al terminar los estudios, el “campo”, del que también participamos, deviene en el espacio central de aprendizaje, del que emergen las preguntas, los enfoques y los conceptos.
Somos aún una universidad muy joven, ¿cómo creés que este premio impacta hacia el interior de la institución y de las y los jóvenes investigadores de la UNRN?
Esta es una universidad joven, pero hace unos años, las carreras ya empezaron a tener lxs primeros egresadxs. En Antropología, donde conozco más, estxs nuevxs colegas egresaron con tesis excelentes e investigaciones sumamente relevantes en sus respectivos campos de estudio. Pensando en esto, creo que también es una distinción para los docentes e investigadores que dedicamos tantos esfuerzos colectivos, desde unos diez años atrás, para levantar, desde cero, las carreras, los institutos y los espacios de investigación. Y para lxs primerxs estudiantes que se comprometieron también con el proceso, creando sus propios espacios, evaluando las dinámicas institucionales y participando de los ensayos y errores.
Agradecimientos
Un agradecimiento especial a mis hijos, Juan y Catalina, porque me acompañaron en cada uno de los pasos de mi carrera. Porque estuvieron desde los inicios, recibí mis diplomas de egresada con algunx de lxs dos en brazos; porque me acompañaron muchos años en mis viajes, en las entrevistas que todavía hoy escucho para los distintos trabajos se escuchan sus voces con palabras cada vez más legibles a medida que pasaban los años; porque convivieron en una casa que es un espacio de múltiples reuniones de discusión y de trabajo; y porque hoy en día me enseñan a tener un pensamiento joven, con nuevas sensibilidades sobre las injusticia.